Es curioso como la adversidad puede unir a las personas. En el campamento militar conocí a
Juanan, un tipo flacucho al que seguí viendo después, ya que vive en Toledo, cerca de Madrid. Pronto comenzamos a tomar por costumbre ir al parque de Berlín a jugar al fútbol los domingos por la tarde, en los tiempos en que estaba permitido y, si teníamos dinero, ir a tomar unas cañas después, e incluso en alguna ocasión ver al Madrid en el Bernabeu.